Hace mucho que mi cabeza no flota en la deriva.
Hace mucho que no se va a alta mar para evadirse
y soñar y no despertar.
Hoy, ella descansa en silencio,
porque no siente que hayan discursos por decir,
porque las penas están lejos, en otro océano;
y si las recuerdo pueden que me traigan horas de melancolía y lluvia.
Pero sólo serán unas horas, ya no temporadas,
porque es una cicatriz
no una herida ya.
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