Huele fuerte,
como a mar,
como al horizonte,
como al infinito.
El hecho de olerla hace que el cielo se ponga color turquesa,
como en un sueño que tuve la otra vez.
Donde estaba en una ciudad llena de edificios brillantes,
acababa de llover y sólo quedaba la maravilla:
las nubes gordas que dejaban lucir el cielo magestuoso, reflejado en los rascacielos y en los charcos de agua en que saltábamos muertos de risa.
Un disco de canciones en vivo grabadas en la radio holandesa VPRO.
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Agradecimientos por la foto a: jenn