Luego de 20 años de vida acabo de nacer, en un día en que me di cuenta de que soy lo que quería ser cuando tenía 8 años y vivía dentro de una crisálida.
Acabo de nacer y todo se siente nuevo. El brillo del sol, los espejos, los sonidos me ponen los pelos de punta y me hacen llorar de asombro.
Una de las primeras cosas que recuerdo haber visto al momento de nacer, fue tu rostro. Y quizás sentías que era mi primer respiro, porque todo tu cuerpo esbozaba una sonrisa.
Ahora que estás a unos cuantos kilómetros, siento que me haces falta. Pero tuve un buen inicio, así que ahora puedo volar tranquila y defenderme de algún predador.
Quiero tomarte de las manos y llevarte lejos de ese mundo terrenal al que estás atado. Ese mundo tan ridículo que está lleno de cosas que no importan. Pero estamos atados a ese mundo lleno de cosas que no importan, porque tenemos cuerpo y nos amarra a lo tangible, a lo tonto, a lo sin sentido. Hay un cúmulo de idioteses que la gente les llama tener vida.
Hoy salvé a una mosca. Era pequeña y por golosa se estaba ahogando en mi mote con huesillo. La tomé en mi cuchara y la llevé hacia la mesa. En la mesa se sacudió y secó sus alitas Se fue sin dar las gracias, pero yo me sentí agradecida.
Estamos en un taxi Contentos, hablando de cine y otras cosas más. Viendo el mundo pasar, rápido, de noche, luminoso. Te fascina, pero te cansa un poco; a mi me sigue mareando. Pero me está gustando este veloz recorrido, quizás porque es el único que lleva a un buen camino.
Sin embargo voy feliz y; entre tantos elementos, líneas, palabras y sonidos; alguien desde muy adentro te dice "Me encanta conversar contigo".
Estaba yo un día, cuando era más niña, jugando a las escondidas en Iquique, en el norte de algunas cosas... así que corrí y corrí, hasta que me encontré en un bosque de la región de Bío-bío, en un día de marzo, pasadas las cinco de la tarde.
Si hay algo que podemos hacer en este momento es buscarnos los unos a los otros, buscarnos a nosotros mismos. Abrazarnos y esparcir por todos los rincones de la tierra, la energía que nos da vida.
Veo las calles llenas de gente con bolsas de cosas. Buscando cosas y llorando por las cosas, matando por las cosas viviendo por las cosas.
Viven engañados, porque alguien les dijo que no había nada después de las estrellas, ni luz después del sol. Ni alegría en un color, ni gozo tras un acorde
Esta noche me sentí con ganas de intentar ayudar a los niños de áfrica... intentar hacerles justicia, intentar llenar sus platos, para que pudieran llenar sus almas. Pero para llenar sus platos debía frenar la injusticia. No sé cómo hacer eso... No sé como atacar las políticas que los hacen sufrir... no sé como atacar a los políticos que los hacen sufrir. Tendría que cambiarles la mentalidad, hacerles olvidar la avaricia. Pero ellos ya levantaron muros para evitar que yo haga eso.
Los erizos están comenzando a hacerme daño y estoy acostumbrándome al piso de erizos. Pero hoy me pinchan la espalda, las piernas, el cuello. Porque de día salen a devorar niñas y de noche se alínean para que ustedes los crean bellos.
Miraba yo una exposición de fotografías en diapositivas. Al ir pasando las imágenes vi una que comenzó a repetirse una y otra vez en mi ojos, así le pedí al encargado que retrocediera en las diapositivas para volver a verla. Pero no la encontré tras mirar varias veces toda la colección de fotografías.
Algo de cuando pintaba pájaros en las paredes de mi habitación. De aquella época en que corría por el aire una angustia sin causa.... quizás por gusto, quizás por hacerme la víctima sin buscar héroes. En esos años en que los perros y gatos no eran señal de alegría, sino de pánico. Y cuando comenzaban a surgir los deseos de una vida al fin del mundo. Ya han pasado casi diez años de esa época y comienzo a preguntarme ¿Cuánto he cambiado? ¿Cuánto he aprendido? ¿Qué son diez años al inicio de la vida? ¿Qué son diez años a los setenta? ¿Cuántas vidas se pueden vivir en diez años?
Si la suerte está del lado mío podré pasar diez años más escuchando bandas con muy buenas baterías y la típica genialidad de Fat Cat Records.
Hay noches en que quisiera dormirme y no recordar con tanta frecuencia los viajes a países con i. No porque me desagrade el recuerdo o el lugar, sino porque puede generar un peligro, un viaje en tiempo, porque podría perderme en una carretera extranjera, porque en el recuerdo podría darme cuenta que los países ya no están a mi acceso o que ahora debo viajar sola.
Hay noches en que no quisiera recordar los viajes y tan sólo dormir... Es ahí cuando mis párpados se divorcian.
Hay noches en que recuerdo como si mis pies recorrieran esos senderos y como si la piel rozara el pasto.
Mis manos tienen esas pequeñas líneas andinas...esas que, si me dejo volar un rato, dibujan la cordillera; pero los extremos de ellas tienen razgos frágiles, como mi cuerpo... que pareciera ser de cinco años menos que los verdaderos. Son pequeñas como mis huesos, que dicen los médicos que parecieran ser de la península Ibérica, pero mi piel y mis cabellos sólo conocen el fin del mundo.
Se sienta con tres quintos del cuerpo puestos en horizontal y dos bocinas atadas a los oídos. Ella toma en sus manos el té de menta, toma un sorbo, saborea el resto desde la boca de la taza, rozándola con sus labios. Inspira ella, exhala; la taza también... es un aire tibio y fragante que hace que sus ojos se cierren y recuerden la menta con tabaco bajo millones de pequeñas luminarias.
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El año pasado quería poner esto aquí, pero me olvidé hasta el momento en que me acordé y re-escuché el disco. Está demás decir que me gustó, porque de no haberlo hecho no estaría poniendo mis deditos sobre las teclas ahora.
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